Acoso y ciberacoso

El acoso entre iguales es una forma de violencia entre niñ@s que hay que tratar seriamente pues no son simples “chiquillerías” y que, desgraciadamente, cada día son más frecuentes en nuestra sociedad.

Es importante incidir en que se trata de violencia entre iguales, ya que tanto la víctima como el agresor son niños.

Donde se produce y consecuencias

Normalmente se producen dentro del ámbito escolar  pero a veces  ocurre incluso fuera de dicho ámbito. Esta forma de violencia más allá de los riesgos físicos tiene  fundamentalmente consecuencias  psicológicas  tales como depresión,  miedo a acudir a la escuela; decaimiento   e incluso, en casos extremos, el suicidio.

Que podemos hacer

Al margen de trabajar conjuntamente con los educadores  y reforzar la educación emocional de nuestros hijos, cuando detectamos esta situación o  el niño pide ayuda  ¿qué tenemos que hacer?

Recientemente se ha modificado la  Ley Orgánica de Protección Jurídica del Menor adaptando  los principios de actuación administrativa a las nuevas necesidades que presenta la infancia y la adolescencia en España, tales como la situación de los menores extranjeros, los que son víctimas de violencia y la regulación de determinados derechos y deberes realizando una profunda revisión del sistema de protección a la infancia y a la adolescencia.

Así la ley 26/2015, de 28 de julio, de modificación del sistema de protección a la infancia y a la adolescencia, en su art. 9 establece que

  1. Los menores deben respetar las normas de convivencia de los centros educativos, estudiar durante las etapas de enseñanza obligatoria y tener una actitud positiva de aprendizaje durante todo el proceso formativo.
  2. Los menores tienen que respetar a los profesores y otros empleados de los centros escolares, así como al resto de sus compañeros, evitando situaciones de conflicto y acoso escolar en cualquiera de sus formas, incluyendo el ciberacoso.
  3. A través del sistema educativo se implantará el conocimiento que los menores deben tener de sus derechos y deberes como ciudadanos, incluyendo entre los mismos aquellos que se generen como consecuencia de la utilización en el entorno docente de las Tecnologías de la Información y Comunicación.

Así pues los medios de protección  de los menores están en nuestras manos.

Acoso cotidiano

Si bien las respuestas institucionales son leves  y solo antes casos mediáticos obtenemos una respuesta contundente existen numerosas  situaciones de acoso cotidianas  que pasan inadvertidas y a las que  apenas se les da importancia pues son “cosas de niños”.

Sin embargo todos sabemos que el acoso y el ciberacoso,  son comportamientos reiterativos  de  intimidación y exclusión de la víctima, que implica algunas  formas de violencia física, psicológica o verbal.

Es indiscutible que hoy los niñ@s  gozan de un profundo  conocimiento de las nuevas tecnologías  y todos usan las redes sociales, instrumentos que sin duda dominan. Son estos espacios de conversación, juego e interacción, los que generan oportunidades para aprender muchas habilidades,  gestionar sus emociones y sentimientos y conocerse entre sí y aunque,  sin duda, ello es  una buena oportunidad para su formación y desarrollo,  también tiene más  riesgos.

Ciberacoso

El ciberacoso  es una forma de violencia muy compleja, por  el medio en el que se desarrolla,  la publicidad y exposición de la víctima en las redes sociales así como la impunidad  del anonimato  que internet  puede otorgar a los agresores.

El uso del teléfono móvil  o internet  y redes sociales permite a los acosadores vejar e insultar en un medio que navega muy rápido y muy lejos (llamadas, mensajes, emails, videos, chats… etc ) y el daño se multiplica.

A tener en cuenta por los padres

En una situación de acoso escolar, es importante tener en cuenta que los padres o tutores de la víctima pueden pedir responsabilidades al centro, pues el Código Civil establece que los centros responderán por los daños y perjuicios causados por sus alumnos menores de edad.

Quizás por ello a veces tratan de minimizarse los daños  a los menores y así evitar responsabilidades a las que les obliga la ley y por ello es importante actuar, hablar con el centro e incluso con la inspección.

Si una vez realizado estos trámites  no hemos obtenido una solución ante este acoso escolar, la única vía posible que nos queda es la denuncia y hay que hacerla si queremos proteger la integridad del menor, pues el acoso y el ciberacoso,  bullyng y ciberbullyng,  es una grave vulneración de los derechos de los niños  y, con nuestra legislación en las manos podemos y debemos  proteger  a nuestros menores. 

 

 

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